jueves, 10 de marzo de 2016

Carta "La Amistad"




Amistad, palabra maravillosa que denota sinceridad, apoyo, compresión, desinterés, tolerancia, disposición, amor. Es esa relación afectiva entre dos o más personas, pero hay un aspecto que debe considerarse muy cercanamente, decir amigo, no necesariamente es sentirse amigo, para ser amigo debe uno estar lleno de sinceridad. La amistad es un tipo de amor que no implica la sexualidad, es por eso que, en ocasiones somos capaces de dar la vida por un amigo."Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro". Siempre he partido del criterio que los proverbios tienen un total porcentaje de realidad y aplicabilidad en nosotros los seres humanos. Verdaderamente, encontrar una amistad verdadera, significa que posee todas las características que antes mencioné, y si alguna se me olvida, por favor, déjenmelo saber, por lo tanto, tontos somos si no la sabemos valorar. La vida es como las olas va, viene y en ese vaivén, no sabemos que nos pueda traer, por esa razón, una vez que tengamos algo realmente valioso en nuestras vidas, no lo debemos perder. En mi vida nunca había conocido la verdadera amistad hasta que conocí a Fanny, una mujer esplendida, llena de vigor, muy dispuesta a ayudar, y muy desinteresada, ella me enseñó que el valor de la amistad sobrepasa los límites de tiempo, edad, raza o condición. Le gustaba mucho compartir, divertirse sin faltar a sus obligaciones, era  muy responsable, por tal motivo, nunca nadie tuvo nada que reprocharle, era directa pero cuidadosa como decía las verdades siempre procurando no herir al otro, la alegría nunca se borraba de su rostro, me maravillaba, verla, conversar con ella, era tierna y amorosa. Cuando dije hasta que la conocí, no era que no supiera quien era, no, ya la conocía pero nunca me había acercado a ella para conocerla realmente bien, para conocer esa faceta que aunque la tenía a la vista, estaba lo suficientemente ciego para no verla tal como era. Ese extraordinario ser, era mi hermana. Fueron muy poco los años que pude disfrutarla, pues un devastador cáncer acabó con su existencia. Hoy lo que verdaderamente lamento, es no haber sido capaz de reconocerla con antelación. Aunque mucho me duele su partida, puedo decir que si existe un cielo, seguro ella tiene su lugar reservado. Espero que dondequiera que estés, la luz Divina del Creador te llene de gracia. No voy a decir te amo, pues debo decir te amamos, Eva, tu madre y tus hermanos Iralina, José, Joel, Javier y David. 


Joel Alberto Paz

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